viernes, 7 de enero de 2011

LOS NEUTRALES.

El equilibrio era una fuerza inamovible que no debía romperse, pues había de existir una mínima igualdad entre las fuerzas del bien y del mal. De esta suposición moral, na-cieron los neutrales. Cuando se libró la primera batalla, la llamada Pérdida de Volunta-des, se dejó ver una rivalidad entre tres Arcángeles contra los Siete Magnánimos restan-tes. Aun así existió la ecuanimidad, puesto que esos traidores, los nombrados Señores de la Oscuridad, fueron expulsados del Reino de los Cielos, adonde solo se quedaron los más leales a Dios. Más tarde, volvió a haber una guerra, la más feroz de todas hasta la actualidad, cuyo nombre adoptó el de la Perdición del Deber. La que, según muchos, gracias a la Matriz de la Esperanza –la primera Guardiana del Cielo– el Todopoderoso pudo avisar a tiempo a sus generales y ejércitos para que defendieran el Reino. Volvió a existir la igualdad: Lucifer fue encerrado por su hermano San Miguel y más de la mitad de los ángeles que le siguieron, los llamados “ángeles caídos” o bien murieron, o bien fueron sepultados y condenados a vivir en las infernales tierras del Submundo.
            Incluso en la época del nacimiento de las Artes Arcanas, hubo equidad, dado que cuando Imeón Powell resurgió de entre las nieblas de los homo sapiens, se envió a una fuerza ignominiosa desde el Reino del Espacio y del Tiempo, que servía al mismísimo Lucifer, a fin de que los poderes de Imeón Powell –el Primer Arcano– rivalizaran con los de esta siniestra y titánica fuerza del mal. Así nació la entidad del Señor Oscuro, también llamado LORD Inframundus o Mefistófeles. Pero ¿cómo seguir haciendo que el equilibrio permaneciera cuando algunos de estos grandes poderes ya no estuvieran en la Tierra, o no pudieran salir de sus férreos encarcelamientos? Pues fue entonces cuan-do, gracias a la idea de un Serafín, al que se le dio el nombre del Neutralizador por ser el que impulsó la idea de crear a los neutrales, le pidió personalmente a Dios que crea-ran a una especie de medidores.
            El Neutralizador lo consiguió y con el permiso del Todopoderoso, fue a hablar con Dantalian el Sabio. El Serafín sabía que si quería que la igualdad entre la moralidad del bien y del mal prevaleciera, los neutrales habían de ser unos seres que tuvieran po-deres tanto benignos como malignos. Así que le pidió a uno de los Tres Supremos, el que vivía dentro del Purgatorio, que le prestara algunos de sus poderes.
            “No es normal esto que me pides”, le dijo el Señor de la Oscuridad al Neutrali-zador. “Sin embargo, veo que es algo muy sabio y honorable por tu parte. Es cierto, de-bería de haber un equilibrio entre el bien y el mal, para que ninguna de ambas fuerzas consiguiera erradicar a la otra. Te entregaré los saberes del tiempo y el conocimiento de la visión.”
            El Serafín, satisfecho, recogió esas potestades que le entregaba un Titán del Mal y se los entregó a uno de los Ancianos, ya que así lo había acordado con Dios, pues él no podía alzarse en juez sobre este asunto, aunque le hubiera concedido el permiso al Neutralizador para llevarlo a cabo. El Anciano, junto con la ayuda del Serafín, escogió a dos homo sapiens, a un hombre y a una mujer avanzados en edad, que tuvieran honor, bondad, imparcialidad y ningún rastro de ambición en sus corazones.
            Lo que pasó entonces cuando tanto el Anciano como el Neutralizador les obse-quiaron a esos mortales con los dones que Dantalian el Sabio les entregara, fue asom-broso: tanto uno como la otra recuperaron el aspecto que tuvieron en la juventud, y se sabía desde el momento en que tocaron esos dones, que nunca morirían, hasta que el fin de los días llegara. La mujer adquirió el Ojo de la Visión y pasó a ser llamada Oracu-lum, la Adivina. En cambio, el hombre tomó plena posesión del Control del Tiempo y se dio el nombre de Lord Tempo, el Señor del Tiempo, el Mago Temporal. Fue así co-mo se convirtieron en neutrales, pero con un precio a pagar: no podían volver a estar juntos el uno con la otra, y tan solo habrían de intervenir en casos de extrema necesidad, en cuanto vieran que el equilibrio entre el bien y el mal estuvieran a punto de quebrar-se.
            “¿Cómo lo sabremos?”, les preguntaron al Serafín.
            Éste les respondió:
            “Únicamente cuando se practique la hechicería, o aparezca uno de los Señores de los Demonios, será entonces cuando deberéis de intervenir. Entretanto, dejaremos que los acontecimientos que ocurran en la Tierra los resuelvan los propios arcanos, los que los saquen a la luz.”
            Entonces se construyeron las respectivas moradas de Lord Tempo (bajo el mar) y de Oraculum (bajo tierra), a la vez que los protegieron con la Magia Insondable, insi-nuándoles que no podrían ser tocados por los que practicaran cualquier otra Arte Arca-na, a menos que se atrevieran a realizar la alta hechicería, lo que ellos conocían por Ma-gia Profunda e Irrevocable, la antagonista de la Magia Insondable.
            Satisfechos, se despidieron del Neutralizador y dieron la bienvenida a un nuevo día lleno de sorpresas.
            ¡Se habían convertido en unos seres sobrehumanamente poderosos!
            Eran los controladores.
            Ellos eran los neutrales.  

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