viernes, 7 de enero de 2011

LOS SEÑORES DE LA OSCURIDAD.

Antes de la llegada del Primer Arcano, la Cuna de las Artes Arcanas, antes del naci-miento del homo sapiens, antes del Advenimiento del Ángel Caído, incluso antes de la existencia de la Matriz –la primera Guardiana del Cielo– hubo una primera rebelión en el Reino de los Cielos.
De los diez Arcángeles: San Miguel el General Blanco, San Gabriel el Caudillo, San Rafael el Portaestandarte, San Uriel el Conocedor de las Letras, San Jofiel el Señor de los Pensamientos, San Shamuel el Iluminador de las Estrellas, San Zadkiel el Maes-tro Venerable, San Castel el Pensador Honrado, San Joyel el Sol Radiante y San Valiel el Dueño de los Sueños, tres de ellos se volvieron en su contra, traicionando a sus her-manos, convirtiéndose en los Tres Supremos, en los Titanes del Mal, en los conocidos Señores de la Oscuridad, y éstos fueron: San Zadkiel el Maestro Venerable, que pasó a llamarse Abraxas cuando cayó y luego fue renombrado con el título del Maestro del Mal, obligado a vivir en el Vacío; San Castel el Pensador Honrado, que después de que cayera fue obligado a vivir en las llamas mismas del Purgatorio con el nombre de Dantalian el Sabio; y, San Valiel el Dueño de los Sueños, que tras ser expulsado por sus hermanos, junto con San Castel y San Zadkiel, fue renombrado como Belcebú, el Amo de las Tinieblas, obligado a vivir en las legendarias tierras oscuras del Abismo.
El que inició la contienda contra sus hermanos Arcángeles fue San Zadkiel, al que le siguieron sus hermanos más jóvenes San Castel y San Valiel, con la intención de derrocar a San Miguel, San Gabriel, San Rafael, San Uriel, San Jofiel, San Shamuel y San Joyel (otro hermano menor), para ser ellos los Tres Señores del Cielo. Y una vez hubieran expulsado a sus hermanos, marcharían contra Dios para que no creara a los ho-mo sapiens. Pues según la moralidad de estos Arcángeles, la Tierra había sido creada para ser habitada por animales y criaturas míticas y fabulosas, no para que la poblaran unas bestias y salvajes a los que se les pondría el nombre de “seres humanos”. Sin em-bargo, tras una dura batalla, los Siete Magnánimos los redujeron y los enviaron al fon-do de la oscuridad.
Cada cual de estos Señores de la Oscuridad tenía una función que cumplir dentro de su propia área.
Por ejemplo, Abraxas –el Maestro del Mal– (antes llamado San Zadkiel –el Maestro Venerable–), era el custodio del lugar conocido como “La Cripta de las Al-mas”, que se hallaba dentro, al pozo sin fondo, del mismísimo Vacío. Después, le ense-ñó a Lucifer (antes de que fuera encerrado por Miguel en el Reino del Espacio y el Tiempo con su Regio Portal y después de que se rebelara como ellos hicieron contra Dios reuniendo a un ejército de doscientos ángeles) gran parte de lo que sabía, como di-vidir su poder en dos partes, que ocultó respectivamente en el Abismo y en el Purgato-rio, y también a extraer el mal del entorno en el cual se encontrara. Abraxas fue el maes-tro de Lucifer. Le enseñó todo lo que éste sabía, antes de que enviara al Señor Oscuro –el LORD Inframundus, Mefistófeles– como su emisario en el Submundo, para que crea-ra a los demonios y que éstos fueran en contra de los homo sapiens.
Dantalian el Sabio (antes conocido como San Castel –el Pensador Honrado–) fue enviado a vivir al Purgatorio. Él tuvo la función de proteger el Purgatorio mismo, y cuando Diablo escondió una parte de su poder en su interior, de custodiar junto a los Guardianes del Mal esa parte del poder. También les enseñó parte de su poder sobre el conocimiento del tiempo y de la visión a los neutrales, ayudándolos a nacer. Así fue co-mo nacieron Lord Tempo –el Señor del Tiempo o el Mago Temporal– y Oraculum –la Adivina–. Luego, se les atribuyeron otros poderes por parte de los Inmortales.
Y, finalmente, Beelzebub –el Amo de las Tinieblas– (antes llamado San Valiel –el Dueño de los Sueños–) que fue obligado a vivir en el Abismo. A Beelzebub se le con-ceden pocas funciones, salvo la de impedir que nadie entre en su morada y custodiar gran parte del poder de la Suprema Oscuridad, que reside en sí mismo. A su vez, tam-bién ha de proteger el orfe que contiene una parte del poder del mal dividido de Lucifer, y fue quien enseñó a pecar a los seres humanos, algunos de los cuales se convirtieron en demonios sin saberlo.
Cada cual de estos antiguos Arcángeles, ahora llamados los Señores de la Oscu-ridad –los Titanes del Mal, los Tres Supremos– alberga en su interior una parte del po-der de la Suprema Oscuridad, y para conseguirla, hay que derrotarlos a los tres y absor-ber sus poderes, adhiriéndoselos a sí mismo. Su verdadero propósito es proteger el po-der de la Suprema Oscuridad de los ambiciosos, de aquéllos que quieren llegar a ser Emperadores del Universo, o de aquéllos que pretenden hacerse con el Trono Celestial del Reino de los Cielos.
Mantienen gran parte del equilibrio que rige el bien y el mal, aunque sirven ple-namente a éste último, y si es necesario, lo apoyan empleando todo su poder, porque e-llos no son los neutrales, sino los Titanes del Mal, los Señores de la Oscuridad.     


1 comentario:

  1. Genial !

    Es un relato fantástico.

    Continúa como hasta ahora, estoy deseando leer tu obra ^^

    Un beso.

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